domingo, febrero 11, 2007

Finde semana al límite

Viernes: Trabajo como una perra. Para que no se diga... Últimamente he tenido rifirrafes con la intendencia, incluidas amenazas fuera de tono. Yo digna y más en mi sitio que nunca miro hacia otra parte y trabajo como la que más. Eso sí, no voy a ceder ni un centimetro en mis derechos. Tengo todas las de ganar. Total, que he empezado en el liceo de 3 Bassins y es una maravilla. La acogida genial, tanto por parte de las profas y demás colegas, como del alumnado. Mucho trabajo, de 8 de la mañana a 3 de la tarde. Había plan de ir a Cilaos, pero yo me rajo en el último instante. No me veo con fuerza ni ganas. Llamo a Eva y busco un plan. Hicimos ruido en casa de Olivier, amigo de Mateo y Eva. Y luego nos colocamos en una barbacoa en una casa de Denis, al que yo no conocía. Vive en medio de la nada en la montaña, pero tiene una choza guapísima, pena que no hice más fotos. Muy divertido, bailamos mucho. No quise coger carretera. Me quedo en casa de Olivier con Eva y Mateo, en les Aigrettes.

Sábado: Amanece y todo el mundo duerme. Tengo el ojo como una patata. Me miro en un espejo y me asusto. Me piro por patas a buscar un médico porque estoy acojonada. Nunca me había pasado algo así. Evita, la pobre se queda to preocupada, más tarde me llamó para ver si todo iba ok. Debí asustarla, pero es que yo estaba a mil. Cojo el coche, era tan temprano que todos andaban con legañas en los ojos o borrachos. Un perro me sale en la carretera y no me lo llevo por delante de puro milagro.

Llegué a St Gilles pero era demasiado pronto y todo estaba cerrado. Me voy a la comisaria a ver donde tengo que ir de urgencias. En la verja y en el suelo hay sangre, vaya mal rollo. Llamo al timbre y me dice la poli por el interfono que no pueden hacer nada por mí, que llame al 15 ¡Joder! Llamo allí mismo y es el SAMUR, vaya tela. Me dicen que tengo dos opciones, o esperar a que abran los gabinetes médicos sobre las 8 (eran las 6.30) o ir a urgencias al hospital de St Paul. Mientras tanto llegan dos chiquillas de unos 12 o 13 años a la puerta de la comisaría, llaman y suplican que salga alguien, que están pegando a un chaval en la playa y que hay sangre y todo. Nadie sale. Las chicas no paran de gritar y yo me pongo más histérica. Visto que no puedo hacer nada y encima parezco Frankstein, decido tranquilizarme un momento. Dudo. No quiero ir a St Paul, es el camino opoesto a mi casa y ya estoy bastante a tomar por culo dada la situación.

Voy a una gasolinera tapandome media cara. La gente me mira, pensarían que me habían dado una leche. Echo gasolina y voy al lavabo ¡Hay jabón y todo! Me superlavo las manos y me enjuago el ojo un poco ¡Qué horror! ¡Vaya esperpento! Y no tenía ni siquiera mis gafas de sol. Después de mucho pensármelo decido irme a casa. Si no puedo hacer nada hasta las 8, mejor esperar allí. Carretera sin incidencias. Conduzco despacio y muy al loro.

Cuando llego a casa está mi familia despierta. El padre es médico. Echa un vistazo y me dice que tengo un edema ocular. Hasta la córnea está hinchada. Soy alérgica y es probable que sea una reacción. Me receta mil cosas y Marysa, la madre va a buscarlas a la farmacia. Las pone en su cuenta, ni siquiera me deja pagarselas. Esta casa es una especie de burbuja cascarón de huevo. Tengo mucha suerte.

Llevo así todo el fin de semana. Es domingo y mi ojo está aún un poco hinchado. Espero que mañana esté OK para ir a currar.

Por lo demás, todo bien. No todo puede ser bueno ¿no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ufff!!! Da un poco de susto lo que cuentas. Te mando un correo.